CONSEJO INFALIBLE DE LOS MAS SABIOS
Tenía aquel viejecito fama de buen consejero y en secreto le consultaban sobre sus dificultades hombres y mujeres de toda condición.
El viejecito aparentaba escuchar las dudas y aspiraciones del consultante, y permanecía un momento como abstraído en la meditación.
Luego, sintetizaba su parecer en estas pocas palabras:--¡Simplifica, hijo, simplifica!
El consejo, siempre, el mismo, maravillaba por su eficacia.
Y ninguno sabia que el propio viejecito, mucho más sordo de lo que se suponía, simplificaba igualmente su tarea, pues opinaba y acertaba sin escuchar una palabra de la disertación del consultante.
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