LAS NUEVE INICIACIONES
Si se estudiaran las nueve iniciaciones y se consideran
desde el ángulo de la liberación, se verá que cada una marca definidamente un
punto de realización y, que todo el tema de la iniciación adquiere nueva
belleza y es digna del dolor y la lucha para su obtención. Daré un indicio
(nada más) de lo que quiere significar por:
Primera Iniciación. El Nacimiento.
Liberación del
Control del cuerpo físico y sus apetitos.
Segunda Iniciación.
El Bautismo.
Liberación
del control de la
naturaleza emocional y de la sensibilidad egoísta del yo inferior.
Tercera Iniciación. La
Transfiguración.
Liberación del antiguo autoritarismo de la triple
personalidad, marcando un momento culminante en la historia de todos los
iniciados.
Cuarta Iniciación. La Renunciación.
Liberación
del propio interés y renunciamiento de la vida personal en bien del todo mayor.
Hasta la conciencia del alma deja de tener importancia y es reemplazada por una
percepción más universal, cercana a la Mente divina.
Quinta Iniciación.
La Revelación.
Liberación de la ceguera- que permite al iniciado ver una
nueva visión. Esta visión concierne a la Realidad, que está más allá de
cualquier otra, sentida o conocida hasta ahora.
Sexta
Iniciación. La Decisión.
Libertad de elección.
Séptima Iniciación.
La Resurrección.
Liberación del aferramiento de la vida fenoménica en los siete planos de
nuestra Vida planetaria, siendo, en realidad, la “elevación fuera del plano
físico cósmico, o sobre él”.
Octava Iniciación.
La
Transición.
Libertad de la reacción de la conciencia (tal como comprenden
esa palabra) y liberación hacia un estado de percepción, una forma de
reconocimiento consciente que no tiene relación con la conciencia, según se
comprende dicho término. Podría considerarse como la total liberación de la
sensibilidad, habiendo sin embargo; pleno florecimiento de esa cualidad que
denominamos inadecuadamente “compasión”.
Más no puedo decir: Novena Iniciación.
La Negación.
Liberación de todas las formas posibles de tentación, particularmente en lo
referente a los planos superiores.
En realidad, la meta de la liberación es el incentivo
principal para hallar el sendero de retorno. Una de las cosas más
espiritualmente excitantes que tienen lugar en el mundo actual es el empleo, en
cada país, de la palabra LIBERTAD; Franklin Delano Roosevelt,
“introdujo esta palabra en un sentido nuevo y más universal”, teniendo ahora un
significado más pleno y profundo para la humanidad.
Cada Hombre Celestial ha de ser visto como un esferoride.
Posee su círculo limítrofe como el átomo y el hombre. Dicho círculo abarca todo
el esquema planetario; un globo físico denso, que corresponde a una cadena, es
análogo al cuerpo físico del hombre y al átomo en la célula. Cada esquema de
siete cadenas expresa la vida de la Entidad que la ocupa, así como el hombre ocupa
su cuerpo a fin de manifestarse y adquirir experiencia.
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Los Hombres Celestiales constituyen Los Siete Rayos, los
siete senderos de retorno a Dios. Metafísicamente constituyen los siete
principios. Físicamente constituyen las siete razas.
Los siete planetas residuales de Satién representarían la
jerarquía evolutiva y elevativa de sus futuros habitantes, ninguno de ellos
podría desviarse del camino trazado. La evolución y elevación acompañaría el
camino de cada ser y este debía canalizarse a través del orden que la
Confederación había determinado en ese proceso. El orden jerárquico es:
Planeta
Kryon………………..3.3.7
Planeta
Antares……………..3.3.6
Planeta
Aberon………………3.3.5
Planeta
Cyrius……………….3.3.4
Planeta
Tera…………………..3.3.3
Planeta Alfa
Nova… ……….3.3.2
Planeta
Abiares……………..3.3.1
Siete fragmentos convertidos en siete planetas que
albergarían a los colonos escogidos por la Confederación Cósmica. Estos siete
planetas ya habían sido preparados por Morlem, ellos los habían adecuado con
todo lo necesario para recibir al reino vegetal, animal y por último al hombre,
los dos primeros reinos se desarrollaron y se desenvolvieron perfectamente,
adquiriendo sus propias características conforme al medio ambiente en que se
encontraban.
La energía de luz, que procede de Dios Padre-Madre, es de
una irradiación blanca-celeste, transparente y purísima. Pero pudiéramos pasar
esa luz por un prisma, ésta se descompondría en 7 rayos de colores. Cada
color/rayo hace referencia a un aspecto de Dios Padre-Madre creador. Son Siete
corrientes de energía provenientes del Gran Sol Central. Se clasifican en tres
primarios y cuatro secundarios o de atributos que se desprenden del tercero.
Cada uno tiene un color que es una actividad de Dios y se personifica en un
Director o Chohan, un Elohim y un Arcángel.
Los Siete Rayos son las tuerzas creadoras del universo,
las cualidades características de Dios Padre-Madre.
Los siete Rayos son los siete aspectos psicológicos de la
Deidad y conforman lo que en el hombre llamamos Conciencia. Contienen y
expresan todas las energías que circulan a través de nuestra forma planetaria.
Así como la luz se divide en siete colores, de la misma
manera el Fuego Solar de la Divinidad, se divide en Siete Rayos que llenan de
“colorido” todo el universo, creando las formas a través de las cuales se va
manifestando el Espíritu Divino.
La Sabiduría Antigua afirma que existen Siete Grandes
Rayos en el Cosmos. En nuestro sistema solar sólo uno de estos grandes Rayos
está en actividad y sus siete subdivisiones constituyen los Siete Rayos a los
que se hace referencia. Ellos son manejados por nuestro Logos Solar y forman la
base de infinitas variaciones en su sistema de mundos.
Estos Siete Rayos pueden describirse como los siete
canales a través de los cuales fluye todo lo que existe en el sistema solar,
las siete características predominantes o modificaciones de la vida, que no
sólo se aplican a la humanidad, sino a todos los Reinos. En realidad, no existe
nada en el sistema solar cualquiera que sea su grado de evolución, que no
pertenezca ni haya pertenecido a uno de los Siete Rayos.
El rayo Cósmico del cual proceden los Siete Rayos es el
Segundo Rayo cósmico De Amor sabiduría. Esto nos indica la cualidad básica de
nuestro sistema solar, al que podernos llamar. El sistema del Amor, o El
Universo del Amor, Cada uno de los Siete rayos conforman las diferentes
manifestaciones del amor. Por este motivo tenemos que:
El Primer Rayo AZUL es
el Amor manifestándose como Voluntad y Poder.
El Segundo Rayo DORADO es el Amor manifestándose en su.
Más prístina esencia como Amor-Sabiduría.
El Tercer Rayo ROSADO es el Amor manifestándose como Inteligencia Activa y Adaptabilidad.
El Cuarto Rayo BLANCO es el Amor manifestándose como Armonía, Belleza, y Arte.
El Quinto Rayo VERDE es el Amor manifestándose como Ciencia, Inteligencia Concreta, Sanación y Música.
El Sexto Rayo ORO RUBÍ es el Amor manifestándose como Devoción e Idealismo.
El Séptimo Rayo VIOLETA es el Amor manifestándose como Orden Ceremonial y Magia.
En el hombre, la influencia de los rayos es múltiple.
Cada una de sus envolturas (sus cuerpos físicos, emocional y mental) pertenece a un rayo.
Cuando el hombre va coordinando o alineando sus vehículos y se convierte en una
personalidad integrada, el rayo de la personalidad subordina los rayos de los
cuerpos mencionados y éstos pasan a ser sub-rayos de este rayo controlador.
Los rayos se dividen en Mayores y Menores, Rayos de
Aspecto y Rayos de Atributo:
Los Rayos de Aspecto:
El Primero, Segundo y Tercero representan las tres formas
básicas de manifestación de nuestro Dios, que en lenguaje cristiano llamamos La
Santísima Trinidad.: Dios-padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo. En lenguaje
esotérico: Vida-Cualidad-Apariencia. Pueden considerarse como la
personificación de la voluntad y del propósito del Logos encarnado.
Simbólicamente hablando son la expresión del aspecto egoico de loqos solar, lo
que equivale en el hombre al alma o Cristo Interno.
En el principio de los tiempos, cuando la Vida Una trató
de expandirse, surgieron siete emanaciones del vértice central. La primera fue
la Voluntad de crear, el Primer Rayo, el Padre, el Iniciador del movimiento.
Luego surgió el Segundo Rayo de Amor-Sabiduría, como la fuerza cohesiva que
sostiene la creación, la fuerza de atracción; y luego, el Tercer Rayo de
Inteligencia Activa que pone el orden inteligente en toda la creación,
permitiendo que ésta manifieste. Es la Madre Divina que ofrece la matriz, la
sustancia inteligente con la cual se crea todo el universo. Ten presente que en
las ciencias ocultas el Espíritu Santo y la Madre Divina significan lo mismo.
Los Rayos de Atributo son:
El Cuarto Rayo, Belleza, Armonía, Arte. El Quinto Rayo,
Conocimiento Concreto, Ciencia. El Sexto Rayo Devoción e idealismo. El Séptimo
Rayo Orden Ceremonial y Magia.
Estos cuatro Rayos pueden considerarse como
personificaciones de la cualidad y del carácter del Logos encamado.
Simbólicamente hablando podemos decir que personifican el aspecto de la
personalidad del Logos.
Dentro de la enseñanza metafísica se ofrecen siete
colores para caracterizar los Siete Rayos, sin embargo, cuando consultamos
otras fuentes como la Doctrina secreta de H.P. Blanvastky o los libros de Alice
Bailey, nos encontramos que los colores no concuerdan en su totalidad. Es muy
importante que el estudiante de Metafísica no se confunda y piense que una de
las fuentes debe estar en un error. No es así. Simplemente sucede que cuando
hablamos de colores, estamos refiriéndonos a pantallas que velan o reflejan la
realidad que subyace detrás.
Recuerde que en la apreciación de un color hay
dos elementos a considerar: el observador y lo observado, y de la conjunción de
estos dos elementos, pueden venir las aparentes diferencias en relación a los
colores de los Rayos.
Existe también la información de que los Rayos tiene más
de un color, lo que se conoce como el color esotérico o externo del rayo su
color esotérico oculto. No obstante, para poder manejar estos rayos con mayor
familiaridad hemos decidido utilizar los colores que nos ofrece la Metafísica,
tal como la ofrece el Movimiento Yo Soy.
Hablar de los siete rayos es descubrir cómo nuestro
desarrollo evolutivo, en todos los campos de manifestación, está en constante
movimiento y con una sincronización perfecta.
Hay muchas interrogantes que los estudiantes en el perfeccionamiento interno de la Luz, se hacen acerca de este tema, que es tan interesante para el futuro espiritual de cada uno de nosotros.
Hay muchas interrogantes que los estudiantes en el perfeccionamiento interno de la Luz, se hacen acerca de este tema, que es tan interesante para el futuro espiritual de cada uno de nosotros.
¿Cómo vino el espíritu del hombre a su manifestación?
El hombre tiene su manifestación en forma triple o
trinidad.
Espíritu, Alma y Cuerpo o personalidad. Dentro del
Espíritu Uno, Dios o nuestro Logos Solar, se observan los “puntos de luz” o
“chispas divinas”, denominadas, ‘los espíritus de los hombres”. Esta Unidad se
manifiesta en cualidades o tipos de energía (Rayos).
Para comprender lo que son estas energías diremos primero
que el Ser Supremo se expresa a Sí Mismo mediante Siete Cualidades que
constituyen la suma total de la Conciencia Divina o Mente Cósmica. Estas
cualidades están representadas por siete tipos de energías o Siete Rayos.
La evolución del hombre y de todos los Reinos de la
Naturaleza depende de las energías de los Siete Rayos. Toda la Creación está
basada en estos Siete Principios, Cualidades o Atributos del Ser Supremo.
Es un hecho científico y un hecho de la Naturaleza que
Dios es Tres en Uno y Uno en Tres. Las chispas divinas, dentro de la Unidad,
responden en forma cualitativa a estos tres tipos de energías de la Deidad,
determinando las tres cualidades o aspectos que caracterizan al Espíritu del
hombre.
A su vez, estas tres corrientes se convierten en siete
corrientes de energías que conforman los siete tipos de Almas. Las siete
cualidades que caracterizan al Alma del Hombre son estos siete grupos de
energías, por cuyo intermedio los grupos mayores expresan las cualidades divinas
o Siete Rayos.
El hecho de que todo individuo es impelido a la
encarnación por una u otra de las energías de los Siete Rayos, determina los
siete tipos sicológicos del hombre, en cuyas características se expresan las
cualidades y atributos de los Siete Rayos respectivamente.
Estos Siete Rayos o alientos Universales tienen la torea
de luchar, a fin de dominar la materia con un propósito divino, y el trabajo de
la mente está en someter las formas materiales a la acción del aspecto Vida,
adquiriendo así las cualidades que harán posible que se cumpla la voluntad de
Dios. Por tanto los siete Rayos constituyen la característica de la totalidad
de las Almas, dentro del sistema solar y mas allá, y su actividad produce todas
tas forma’., de acuerdo a la naturaleza original, a través de los siete Rayos
fluye también la vida o aspecto espiritual, pasando cíclicamente a través de
todos los reinos de la naturaleza produciendo los estados de conciencia en
todos los campos de percepción del Universo.
El Alma humana es una síntesis de energía material
cualificada por la inteligencia consciente, además de la energía espiritual,
por uno de los siete tipos de Rayo.
De esta manera emerge el ser humano encarnado como
partícula de Dios en la forma. Esto es en cuanto a la manifestación de los
Siete Rayos en el hombre, o el microcosmos. . Y en cuanto al macrocosmos
(nuestro Sistema Solar), los Siete Rayos se van manifestando sucesivamente a
través de períodos cíclicos: penetran en los mundos e influyen en la vida que
en ellos se desarrolla; producen cambios y expansiones, tanto individual como
en lo colectivo y elevan el nivel de la conciencia.
Cuando una energía de Rayo cumple su ciclo se produce un
período de desintegración y decaimiento de los organismos y modos de vivir
creados por su misma influencia, dando lugar a nuevas formas de expresión y
vivencias aportadas por las cualidades que aportara la energía del Rayo
entrante. Esto es lo que está sucediendo en el periodo de transición que
estamos viviendo, entre la Era de Piscis caracterizada por el Sexto Rayo y la
Era de Acuario regida por el Séptimo Rayo.
Poco a poco descubriremos las siete energías básicas
o los siete Alientos de la Vida. Una que emana de lo incognoscible del
Universo, y que denominamos los Siete Rayos.
Este conocimiento nos señala que en ningún momento de
nuestra encarnación estamos solos y que toda la Humanidad tiene un canon de
cómo encontrar la Verdad, que tome conciencia y evolucione por el correcto
camino del centro. Nos señala que tenemos que estar siempre dispuestos a
producir cambios trascendentales a diario en nuestras vidas. Es de nuestra
responsabilidad llevar a la práctica este Conocimiento con nuestros semejantes
y hermanos, comprender la razón que justifica su manera de ser, su conducta,
sus reacciones, tratando de ayudarlos con amor, con buena voluntad y espíritu
de servicio. Tener serenidad frente a los errores que se cometen por ignorancia
e incomprensión de las leyes divinas.
Por último, debemos mantener siempre una visión y un
objetivo claro, que es lograr el contacto con el Alma en nuestras próximas
encarnaciones. Por lo tanto debemos aprovechar al máximo nuestro tiempo en la
presente encarnación, al considerar cuan corta es la estadía del ser humano en
la Tierra. Sintamos que el camino que hemos elegido es tan hermoso, que es como
una “puesta de sol”, en tiempo y espacio terrestre. Cuando hay voluntad, existe
el camino de retorno al Alma Espiritual de cada ser…
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