¿SOY UN FRACASADO ?
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A ninguno de nosotros nos gusta fracasar o ser considerado como un fracasado, y de hecho, cualquier
fracaso parece tener consecuencias casi funestas. Alguien dijo que los años perdidos jamás podemos
recuperarlos y es cierto. También leí una vez que un pájaro que tiene su ala rota ya no puede
volar como lo hacía antes, y creo que hay mucho de realidad en ello… Pero déjame decirte una vez
más que no todo es cómo parece.
Se puede fracasar y no ser un fracasado.
Se puede fallar al intentar hacer algo que merece la pena, y no vivir a partir de ese momento con la
sensación de que “Ya no valgo para muchas cosas”. La gran noticia es que Dios nos da la
capacidad de recuperarnos después del fracaso, y El mismo nos enseña a experimentar la paz del
perdón, y la ilusión de volver a comenzar de nuevo.
¿Sabes por qué?
Un profesor levantó un billete de 1000 pesos en su clase. “¿Quién lo quiere?” dijo, y
prácticamente toda la clase levantó su mano y gritó al unísono. Entonces el profesor hizo algo
raro, demasiado raro para ellos… Tomó el billete y lo pisoteó, lo arrugó, lo escupió y volvió
a enseñarlo.
“¿Quién lo quiere?” Volvió a repetir, y todos volvieron a levantar su mano. Nada de lo que
había ocurrido hizo perder al billete su propio valor.
El profesor explicó entonces que el valor del billete no varía por las circunstancias externas, es
siempre el mismo. De la misma manera, no importa si nosotros somos despreciados, “pisoteados”,
considerados como un fracaso, o si nos “echan de todos los concursos” porque piensan que no
tenemos valor. Nuestro valor como personas no lo deciden las circunstancias. Lo decide lo que
tenemos dentro, y eso nadie puede quitárnoslo.
Nuestro valor lo decide nuestro Creador, y El está muy por encima de nuestros propios fracasos.
Como uno de los compositores de los salmos escribió un día: “Mientras haya aliento en mí,
cantaré a mi Dios” Salmo 146: 2
Deja de preocuparte si otros piensan que estás fracasando…
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