ALGO QUE NO PUEDO DEJAR PASAR.


El Bien y el Mal no son ideas abstractas, no están en las nubes o no hay  que decir que  no existen. Si , existen y lo vemos día a día en nuestras vidas, en los medios de comunicación, hechos buenos o malos que se van alejando a nosotros, pero que también  pueden estar muy  serca  de  nosotros. Brotan desde el interior de cada persona. Algunos ejemplos muy claros son: odio, venganza, chismes, amor, compasión, tirar del gatillo de un revolver y matar a otra persona......etc



Esto   siempre  nos  va a perjudicar,  y  sin embargo debemos  llevarlo  controlado, sin permitir que  el mal se salga de nuestras manos; hay que  evitar a  toda costa   perjudicar a  los que amamos y lo digo porque   me  están sucediendo estas cosas  y no puedo evitar  ver que las personas que aprecio   me   hagan  reproches por algo que   no he hecho,  soy capaz de  culparme  y callar  pero  no es el caso.

Somos    libres  y  somos   personas   que    podemos cambiar   las fallas de quien nos  quiere  hacer daño; pero siempre tratando de evitar que  estas   riñas  se salgan de control. No  comprendo porque  hay  seres que  se  empeñan en perjudicar    o en   vernos  destruidos, alejados o apartados de las  personas con  las que  día a día  vamos   compartiendo   lo que    acontece,  la vida de cada ser humano no tiene precio,  no somos  mercancía  ni le pertenecemos a   nadie,  ni somos   superiores  ni inferiores; todos somos iguales  y tenemos el mismo derecho a  ganarnos  el cariño de las personas, de   sembrar  buenas  obras  y cosechar   lo justo.   
Así es como  fuimos  creados;  perfectos  y    con una capacidad  de  proveer  algo mejor para los demás, ahora es tiempo de  levantarnos y crecer  juntos de  sonreír  y de    unirnos para   que el mal no   nos   ate  a   su capricho, y para eso debemos estar  conscientes que  existe la maldad, la  falta de valores  en algunos  seres  humanos.  Ya   he sido privado de  varios  privilegios que   me   he  ganado, pero ya no lo voy a permitir,  y esto es para quien   quiera  superar las adversidades, ya no hay que ser conformistas  ni   estáticos, hay que  luchar  pero no con armas  ni con  ofensas, hay que  tener fuerza de voluntad  y de  ser capaces  de  reconocer que  hay  un ser supremo  que gobierna todo  y   hacernos   instrumentos para servir    a  quienes  nosotros  vamos   conociendo, podemos   moldear nuestro carácter  y podemos   mostrar que  si se puede  cambiar  el mundo; pero para ello  hay que cambiar primero nosotros.

El bien y el mal estan en un mismo ente, y esa es la parte del enigma del ser humano y su existencia.

Se llama dualismo (del latín duo, dualis: dos, dual) a la doctrina que afirma la existencia de dos principios supremos, increados, contornos, independientes, irreductibles y antagónicos, uno del bien y otro del mal, por cuya acción se explica el origen y evolución del mundo; y también, en un sentido más amplio, a las doctrinas que afirman dos órdenes de ser esencialmente distintos, con más o menos radicalismo: por ejemplo, ser ideal y ser real, Dios y mundo, naturaleza y gracia (en el plano cognoscitivo razón y fe), materia y espírituorden físico(de la necesidad) y orden moral (de la libertad y el deber) (en el plano cognoscitivo constatación y valoración ética), conocer y querer (plano de la actividad consciente), bien y mal (plano de la actividad moral).

En el primer caso se trata del dualismo en el sentido más estricto y usual del término, y se puede llamar dualismo teológico, cosmogónico (relativo al origen del cosmos) o religioso; en el segundo caso se puede hablar de un dualismo filosófico o metafísico, que se opone de modo irreductible al panteísmo y el holismo.

En la filosofía china se utilizan los términos yin y yang para indicar la dualidad de todo lo existente en el universo yendo más allá de dos principios supremos e irreductibles y pudiendo ser aplicados a cualquier objeto o situación.
Dualismo teológico


El dualismo religioso aparece en muchos pueblos antiguos, como China y Egipto, pero especialmente en Persia. Su religión, impulsada y reformada por Zoroastro hacia el s. VI a. C., establece un principio divino del bien, Ormuz o Ahura Mazda, y otro del mal, Ahrimán.

Formas de dualismo se encuentran después en el orfismo (hacia el s. VI a. C.), en el gnosticismo (s. II a. C.), en el maniqueísmo, en la doctrina gnóstico-maniquea de Prisciliano, y ya en la Edad Media, en los bogomilos, albigenses y cátaros. La más influyente de estas doctrinas, después del mazdeísmo de Zoroastro, fue el maniqueísmo.

El dualismo y el mal


El dualismo trata de explicar la presencia del mal en el mundo, que ha preocupado tanto a los hombres, pero sin hacer responsable al hombre. Aparece cuando se descubre que en el universo todo tiene una finalidad, que le ha sido impresa por su autor, y no se quiere aceptar la responsabilidad de la libertad humana. Esa presencia del mal puede inclinar también hacia el ateísmo, en la medida en que el espíritu humano esté más dispuesto a renunciar a la finalidad universal y a las consecuencias de la responsabilidad personal. El dualismo se produce por la tendencia simplista a hacer del bien y del mal realidades absolutas existentes en sí, como elementos puros que, en todo caso, pueden mezclarse y atemperarse. En el polo opuesto de esta actitud se encuentra la apreciación del bien y del mal como meros puntos de vista relativos de los sujetos valorantes
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