FORMO PARTE DE UNA NUEVA ERA
A veces
callo, como si no tuviese nada que decir, como si mi pensamiento se
hubiese petrificado en el tiempo, como si mi alma dejara de expresar lo que
siente.
El silencio es como la muerte, y las palabras como la vida, escribir es una forma de decirle a la realidad que aun circula la electricidad en mi mente, que mi alma se oxigena de emociones aunque ahora más pasivas pero profundas.
Quisiera invitarlos a transformar esta realidad, pero hoy dudo de que sea lo adecuado, sólo deseo avanzar, revivir, reencontrar el camino que me ha dejado justo aquí en medio de todo y de nada, volver a sumergirme en esa filosofía que a través de todos los tiempos ha animado a los que me han rodeado.
Invoco a mis recuerdos en los días en los que mis pensamientos hablaban de rosas de plata, de volcanes enardecidos, de secretos fugaces y de sonidos prohibidos; recurro al pasado en el que luchamos por la desigualdad, en los que mi mente diseño tantos mundos posibles para que los más necesitados tengan igualdad de oportunidades, en los que una ciudad integral es viable, donde la conciencia rige el universo, en los que no hay gobernantes sino administradores educados para ello, donde la idea de Dios sea más profunda y funcional que un simple negocio, en donde reconozcamos en los otros seres vivos un valor existencial igual al nuestro.
Respeto, amor, honestidad, despegarnos de los errores del pasado...
Dónde quedamos aquellos que hemos soñado con un futuro mejor, con una nueva realidad, con comprender el universo, que pasará con nosotros.
Desearía tener mejores perspectivas pero hay pequeños momentos en los que creo que todo esto no es posible porque sencillamente no queremos que sea posible.
Los seres humanos no desean evolucionar, quieren seguir pensando que Dios creó esta realidad para nosotros porque somos especiales y que podemos hacer con los otros lo que nos plazca, seguir creyendo que por ello debemos destruirlo.
Ni siquiera somos capaces de usar nuestros razonamientos para reflexionar esta verdad tan profunda.
Viviremos amarrados a nuestros miedos, destruiremos nuestra existencia y con nosotros fracturaremos fuertemente la permanencia de la vida en este planeta.
Sea lo que sea Dios, es muy complicado que se relacione con esta forma de existir, ni siquiera sabemos por qué estamos aquí...
Por ello no escribo, por ello cayo, no sé que más hacer, he comprendido que no hay formas posibles para la mayoría, dejemos en paz a los testarudos humanos, ya han tomado su decisión deben asumir su consecuencia.
El silencio es como la muerte, y las palabras como la vida, escribir es una forma de decirle a la realidad que aun circula la electricidad en mi mente, que mi alma se oxigena de emociones aunque ahora más pasivas pero profundas.
Quisiera invitarlos a transformar esta realidad, pero hoy dudo de que sea lo adecuado, sólo deseo avanzar, revivir, reencontrar el camino que me ha dejado justo aquí en medio de todo y de nada, volver a sumergirme en esa filosofía que a través de todos los tiempos ha animado a los que me han rodeado.
Invoco a mis recuerdos en los días en los que mis pensamientos hablaban de rosas de plata, de volcanes enardecidos, de secretos fugaces y de sonidos prohibidos; recurro al pasado en el que luchamos por la desigualdad, en los que mi mente diseño tantos mundos posibles para que los más necesitados tengan igualdad de oportunidades, en los que una ciudad integral es viable, donde la conciencia rige el universo, en los que no hay gobernantes sino administradores educados para ello, donde la idea de Dios sea más profunda y funcional que un simple negocio, en donde reconozcamos en los otros seres vivos un valor existencial igual al nuestro.
Respeto, amor, honestidad, despegarnos de los errores del pasado...
Dónde quedamos aquellos que hemos soñado con un futuro mejor, con una nueva realidad, con comprender el universo, que pasará con nosotros.
Desearía tener mejores perspectivas pero hay pequeños momentos en los que creo que todo esto no es posible porque sencillamente no queremos que sea posible.
Los seres humanos no desean evolucionar, quieren seguir pensando que Dios creó esta realidad para nosotros porque somos especiales y que podemos hacer con los otros lo que nos plazca, seguir creyendo que por ello debemos destruirlo.
Ni siquiera somos capaces de usar nuestros razonamientos para reflexionar esta verdad tan profunda.
Viviremos amarrados a nuestros miedos, destruiremos nuestra existencia y con nosotros fracturaremos fuertemente la permanencia de la vida en este planeta.
Sea lo que sea Dios, es muy complicado que se relacione con esta forma de existir, ni siquiera sabemos por qué estamos aquí...
Por ello no escribo, por ello cayo, no sé que más hacer, he comprendido que no hay formas posibles para la mayoría, dejemos en paz a los testarudos humanos, ya han tomado su decisión deben asumir su consecuencia.
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