HAY QUE SER HÉROES
Alguna vez
he soñado con un mundo mejor, con un amanecer lleno de buenas intenciones y
ratos agradables, me doy cuenta a diario que nos enfocamos en ciertas cosas y
dependemos de otras de tal manera que nuestra vida se convierte en una de dos
cosas: la primera un martirio porque alguien con sus actos intencionales o no
ha frustrado algunos de nuestros deseo o nos ha ofendido con ellos, en esta
primera posición el obrar equivocado de alguien, consiente o no, nos afecta; la
segunda somos los causantes de las desgracias de otras personas y por lo
general somos consientes de ello lo cual nos produce agrado.
Quiero un mundo diferente, uno en donde al despertarse agrademos a Dios con un saludo y no lo dejemos esperando todo el día de que nos acordemos de Él, en donde besemos a nuestros seres queridos y recibamos de ellos un abrazo, “cómo amaneció mijo”; un mundo en el que vallamos al trabajo con agrado, que el mismo represente para nosotros más que la retribución económica o el placer de hacer lo que queremos, nuestra vida debe ser una misión, una gran misión diaria de servir a los demás, de entregar un maravilloso esfuerzo por construir un mejor porvenir.
Quisiera que la gente entendiera que el dinero y las cosas materiales son una distracción y además en realidad no existen, son una invención humana, creadas para la dominación del hombre por el hombre.
A veces me pregunto, de qué manera podemos cambiar el mundo, cual es el camino adecuado para que detengamos este suicidio planetario que estamos liderando; estas cosas hieren profundamente mi alma y me empujan a desfallecer en la búsqueda de soluciones…
Pues bien he entendido que para cambiar este mundo debemos cambiar cada uno de nosotros, por supuesto es una idea que se ha dicho mucho pero no importa, hay que repetirla, dejemos de intentar mover montañas a 10 metros si aun no movemos la piedra que está al frente, o dentro de nosotros mismos, dejemos a un lado esas ideas de preferir el beneficio personal, pensemos en servir con amor, entreguémonos al universo, al mundo, a Dios; si estamos aquí es por algo, este el momento preciso para transformar nuestras vidas, debemos ser héroes y salvar nuestro planeta, nuestra naturaleza, lo que realmente somos uno con todo lo demás.
Te invito a que liberes tu pensamiento, a que desarrolles tu alma, a que evoluciones, una nueva especie capaz de valorar, amar y servir a su entorno.
Acabemos con la explotación hombre por hombre, naturaleza por hombre. Así es posible que frenemos el camino que autodestructivo y codestructivo que llevamos.
No debería ser necesario, el estar al borde del desplome ecológico del planeta, para decidirnos a amarlo, a protegerlo… pero en esta ocasión te invito a despertar, en la radio nadie lo dice, en la tv ni siquiera sale, y los dirigentes mundiales insisten en que sólo son rumores, amigos este es el paraíso que Dios ha prometido en casi todas las religiones del mundo, este es el regalo que Dios nos dio antes de ganarlo, el calentamiento global, la extinción de especies vegetales y animales, la contaminación de los medios aéreos, terrestres y acuáticos, la sobrepoblación mundial, los juguetes de reacción nuclear, entre otros, son los efectos de nuestra civilización, duele decirlo pero somos la parte del planeta que lo está enfermando, es hora de comenzar a curarlo.
Esto no es lo único que nos daña, ni los únicos males, la envidia, el rencor, la desesperanza, las malas intenciones, el abandono a las personas y seres importantes, la indiferencia, y la falta de amor a Dios.
El camino adecuado es el amor, amar a Dios y actuar con buenas intenciones, amar a cada grano de arena, a cada hoja en el aire, a cada ser que respira, a cada palpitar de la vida, vuélvete loco de tanto amar y cambia tu mundo, es posible que más de uno hagamos la diferencia.
Quiero un mundo diferente, uno en donde al despertarse agrademos a Dios con un saludo y no lo dejemos esperando todo el día de que nos acordemos de Él, en donde besemos a nuestros seres queridos y recibamos de ellos un abrazo, “cómo amaneció mijo”; un mundo en el que vallamos al trabajo con agrado, que el mismo represente para nosotros más que la retribución económica o el placer de hacer lo que queremos, nuestra vida debe ser una misión, una gran misión diaria de servir a los demás, de entregar un maravilloso esfuerzo por construir un mejor porvenir.
Quisiera que la gente entendiera que el dinero y las cosas materiales son una distracción y además en realidad no existen, son una invención humana, creadas para la dominación del hombre por el hombre.
A veces me pregunto, de qué manera podemos cambiar el mundo, cual es el camino adecuado para que detengamos este suicidio planetario que estamos liderando; estas cosas hieren profundamente mi alma y me empujan a desfallecer en la búsqueda de soluciones…
Pues bien he entendido que para cambiar este mundo debemos cambiar cada uno de nosotros, por supuesto es una idea que se ha dicho mucho pero no importa, hay que repetirla, dejemos de intentar mover montañas a 10 metros si aun no movemos la piedra que está al frente, o dentro de nosotros mismos, dejemos a un lado esas ideas de preferir el beneficio personal, pensemos en servir con amor, entreguémonos al universo, al mundo, a Dios; si estamos aquí es por algo, este el momento preciso para transformar nuestras vidas, debemos ser héroes y salvar nuestro planeta, nuestra naturaleza, lo que realmente somos uno con todo lo demás.
Te invito a que liberes tu pensamiento, a que desarrolles tu alma, a que evoluciones, una nueva especie capaz de valorar, amar y servir a su entorno.
Acabemos con la explotación hombre por hombre, naturaleza por hombre. Así es posible que frenemos el camino que autodestructivo y codestructivo que llevamos.
No debería ser necesario, el estar al borde del desplome ecológico del planeta, para decidirnos a amarlo, a protegerlo… pero en esta ocasión te invito a despertar, en la radio nadie lo dice, en la tv ni siquiera sale, y los dirigentes mundiales insisten en que sólo son rumores, amigos este es el paraíso que Dios ha prometido en casi todas las religiones del mundo, este es el regalo que Dios nos dio antes de ganarlo, el calentamiento global, la extinción de especies vegetales y animales, la contaminación de los medios aéreos, terrestres y acuáticos, la sobrepoblación mundial, los juguetes de reacción nuclear, entre otros, son los efectos de nuestra civilización, duele decirlo pero somos la parte del planeta que lo está enfermando, es hora de comenzar a curarlo.
Esto no es lo único que nos daña, ni los únicos males, la envidia, el rencor, la desesperanza, las malas intenciones, el abandono a las personas y seres importantes, la indiferencia, y la falta de amor a Dios.
El camino adecuado es el amor, amar a Dios y actuar con buenas intenciones, amar a cada grano de arena, a cada hoja en el aire, a cada ser que respira, a cada palpitar de la vida, vuélvete loco de tanto amar y cambia tu mundo, es posible que más de uno hagamos la diferencia.
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